Defensa argentina: Presti provoca renuncias en cadena

La llegada del nuevo ministro de Defensa argentino ya tiene a la cúpula castrense en estado de alerta máxima. En la reunión de gabinete de este miércoles, Javier Milei presentó oficialmente a Carlos Presti —aún comandante del Ejército— como su próximo jefe político en Defensa. Y no fue un anuncio más: fue una bomba de profundidad.

Presti apareció en la Casa Rosada con uniforme, paso marcial y el aura de quien sabe que su desembarco cambiará el tablero militar. Juraría el 10 de diciembre, pero antes deberá pasar a “situación de disponibilidad”, un limbo administrativo que le permite asumir el cargo sin perder su jerarquía. “Haré exactamente lo que determina la ley”, dijo con tono firme, dejando claro que no vendrá a improvisar… pero tampoco a pedir permiso.

El terremoto interno ya se siente. El primero en mover ficha sería el jefe del Estado Mayor Conjunto, Xavier Isaac, quien se alista para dejar el cargo antes de quedar subordinado a un ministro con menor antigüedad castrense. Su salida abriría una cascada de cambios: en la Armada, el almirante Carlos Alievi; en la Fuerza Aérea, Gustavo Valverde; y otros nombres que podrían verse arrastrados por la ola reestructuradora.

En el propio Ministerio de Defensa el panorama también tiembla. La continuidad de la jefa de Gabinete Luciana Carrasco está en suspenso, igual que la de Marcelo Rozas Garay, secretario de Estrategia, y Juan Battaleme, encargado de Asuntos Internacionales. Todos, puestos bajo revisión del ministro entrante.

El mensaje es claro: la era Presti no será cosmética. Será quirúrgica. Y ya comenzó.


1. Milei busca “militarizar” la conducción estratégica

Presti es visto como un oficial con fuerte presencia interna, alineado con la visión de orden y verticalidad que Milei ha promovido en temas de seguridad.
Hipótesis: el Presidente quiere un ministro con lógica militar, no política, para acelerar reformas sin resistencias civiles.


2. Necesidad de un “halcón” en un momento de tensión regional

Con Brasil tomando distancia estratégica, Chile rearmándose y los ecos del Atlántico Sur siempre presentes, Milei podría querer un ministro con experiencia real en despliegues, logística y planificación.
Hipótesis: Presti sería la apuesta para endurecer la postura militar en un entorno internacional más áspero.


3. Desconfianza en la actual cúpula militar

La salida anticipada de Isaac sugiere que hay tensiones internas previas.
Hipótesis: Presti llega para remover bloques enquistados, leales al ministro saliente o a líneas internas que Milei considera poco alineadas con su agenda.


4. Reordenamiento doctrinario profundo

Una figura con tanto peso como Presti al mando político de Defensa podría anunciar cambios doctrinarios: despliegue conjunto, profesionalización, nuevas prioridades presupuestarias.
Hipótesis: el Gobierno quiere acelerar la modernización de las FFAA y necesita a alguien con autoridad interna para empujarla.


5. Consolidación de poder y señal política

Milei podría estar enviando una señal interna y externa:
“Tengo control sobre las Fuerzas Armadas y estoy dispuesto a usarlas como herramienta estratégica del Estado.”
Hipótesis: la llegada de Presti es un gesto de fortaleza hacia aliados, opositores y el propio mundo castrense.


6. Necesidad de un ministro “obedecido” desde el primer día

Un civil —o un militar sin peso real— habría tenido que negociar con las jerarquías.
Presti, en cambio, llega con autoridad y redes consolidadas.
Hipótesis: Milei opta por alguien que no tenga que construir poder, sino que lo traiga de fábrica.


7. Conflictos internos no resueltos en Defensa

Las dudas sobre la continuidad de Carrasco, Rozas Garay y Battaleme hablan de un ministerio fracturado o descoordinado.
Hipótesis: Presti fue convocado precisamente para ordenar un ministerio que Milei considera caótico o insuficiente para los desafíos que vienen.

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