El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó este jueves a las Fuerzas Armadas iniciar pruebas de armas nucleares “de inmediato”, una decisión que sacude los cimientos del orden estratégico global y reabre una carrera que el mundo daba por terminada.
“Por su tremendo poder destructivo, odiaba hacerlo, ¡pero no tenía otra opción!”, declaró Trump desde la Casa Blanca, al justificar su decisión por “los programas de pruebas de otros países”. En un mensaje cargado de dramatismo, agregó: “Estados Unidos tiene más armas nucleares que cualquier otro país. No vamos a quedarnos atrás”.

La medida llega apenas días después de que Rusia confirmara ensayos de dos de sus armas más secretas y temidas: el misil crucero nuclear Burevéstnik y el dron submarino Poseidón, ambos parte del nuevo arsenal estratégico concebido para eludir los sistemas defensivos occidentales.
Moscú responde con cautela, pero advierte

Desde el Kremlin, el portavoz Dmitri Peskov intentó bajar el tono, pero no ocultó la alarma:
“Existe una moratoria sobre los ensayos nucleares que sigue vigente”, recordó. “El presidente Trump mencionó que otros países están realizando pruebas con armas nucleares. No tenemos constancia de ello. Si se refiere al Burevéstnik, no son pruebas nucleares en absoluto”.
Peskov, sin embargo, lanzó una advertencia velada: “El presidente Putin ha dicho muchas veces que, si alguien se aparta de la moratoria, Rusia actuará de acuerdo con la situación”.
El mensaje fue claro: si Estados Unidos rompe el tabú, Rusia no se quedará inmóvil.
El misil Burevéstnik: el proyectil que no necesita volver

El Burevéstnik —nombre que en ruso significa “golondrina de tormenta”— es un misil crucero intercontinental con propulsión nuclear, capaz de volar durante días enteros a baja altura, cambiando de rumbo y evadiendo radares.
Su mini-reactor le permite alcance prácticamente ilimitado, y puede transportar una cabeza nuclear de hasta 2 megatones.
Desarrollado por la corporación rusa Raduga bajo el programa “Skyfall”, el Burevéstnik representa un salto tecnológico: una mezcla entre misil y dron suicida, diseñado para penetrar cualquier escudo antimisiles occidental.
Sus primeras pruebas datan de 2018, con varios fallos; sin embargo, informes recientes del Ministerio de Defensa ruso aseguran que “el sistema está operativo”.
Un alto funcionario de inteligencia europeo lo definió como “el arma del apocalipsis lento”: un misil que podría permanecer oculto en vuelo durante días antes de atacar.
Poseidón: el monstruo del fondo

La otra joya del arsenal ruso es el Poseidón, un vehículo submarino no tripulado (VANT) de propulsión nuclear, con un alcance superior a 10.000 kilómetros y capaz de desplazarse a más de 100 nudos (185 km/h) bajo el agua.
Su misión: detonar una carga nuclear de hasta 100 megatones cerca de las costas enemigas, provocando tsunamis radiactivos y destrucción masiva.
Apodado por los analistas occidentales como “la bomba del fin del mundo”, el Poseidón es un recordatorio de que la disuasión atómica ya no se mide solo en megatones, sino también en la capacidad de eludir cualquier defensa y golpear en silencio.
El regreso del miedo nuclear

Con la orden de Trump, Washington rompe una moratoria informal que se mantenía desde 1992. La Casa Blanca no ha precisado si las pruebas serán subcríticas —sin reacción nuclear en cadena— o si contemplan detonaciones reales bajo tierra.
En todo caso, el mensaje es inequívoco: Estados Unidos responde al desafío ruso con fuego.
Expertos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) advierten que esta decisión “podría desatar la mayor carrera nuclear desde los años ochenta”, involucrando a China, India y otras potencias emergentes.
“Estamos de regreso en la lógica de la disuasión total”, explicó un diplomático europeo. “Pero esta vez, el campo de batalla no es solo la atmósfera: es el subsuelo, el espacio y las profundidades del océano”.
Una nueva era sin frenos

Rusia, por su parte, asegura que no iniciará pruebas nucleares “a menos que EE.UU. lo haga primero”. Pero la secuencia de las últimas horas deja claro que el equilibrio se resquebraja.
Entre amenazas, demostraciones tecnológicas y anuncios cruzados, el mundo revive el eco de los años más oscuros de la Guerra Fría, con una diferencia: las armas de hoy no solo vuelan, nadan o orbitan… también piensan.
El planeta vuelve a sostener la respiración.
¿El reloj del Juicio Final se adelanta un minuto más?
Santiago de Chile Noviembre2025
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