Estados Unidos puso sobre la mesa un plan de paz que está remeciendo a Kiev, Moscú y Europa: una propuesta de 28 puntos que, según The New York Times, representaría la mayor victoria diplomática de Vladimir Putin desde el inicio de la guerra. El documento exige a Ucrania ceder territorio que aún controla, renunciar para siempre a la OTAN y aceptar un límite estricto a su ejército. El presidente Volodímir Zelenski tiene apenas una semana para responder.
El mandatario ucraniano, en un discurso cargado de dramatismo, advirtió que el país enfrenta “uno de los momentos más difíciles de su historia” y planteó la encrucijada con crudeza: “elegir entre perder la dignidad o perder el apoyo de Estados Unidos”. Este domingo, Washington, Kiev y varios gobiernos europeos sostendrán conversaciones en Suiza para evaluar el plan.
Un acuerdo hecho a la medida del Kremlin

La iniciativa fue elaborada en octubre tras reuniones secretas entre Kirill Dmitriev, enviado especial de Putin, y Steve Witkoff, representante del presidente Donald Trump y figura clave en acuerdos previos en Medio Oriente. Según fuentes citadas por The New York Times, el resultado favorece ampliamente a Moscú:
- Reconoce de facto Crimea, Lugansk y Donetsk como territorio ruso.
- Congela la línea de contacto en Jersón y Zaporiyia.
- Prohíbe la entrada de Ucrania a la OTAN y exige constitucionalizar esa renuncia.
- Limita las Fuerzas Armadas ucranianas a 600.000 efectivos.
- Exige una zona desmilitarizada en parte del Donetsk aún controlado por Kiev.
A cambio, Rusia se comprometería a no expandirse militarmente, reincorporarse a la economía global, aceptar supervisión del OIEA en Zaporiyia y retomar tratados de control nuclear con Estados Unidos.
Los 28 puntos, en resumen
El plan mezcla seguridad, reordenamiento territorial y una reconstrucción económica liderada por Estados Unidos:
- Un acuerdo de no agresión entre Rusia, Ucrania y Europa.
- Garantías de seguridad para Ucrania, condicionadas a que no ataque Rusia sin causa.
- Limitación absoluta a la expansión de la OTAN.
- Paquete de reconstrucción con participación del Banco Mundial, inversiones en inteligencia artificial, energía, minería y centros de datos.
- Reincorporación gradual de Rusia al G-8 y levantamiento escalonado de sanciones.
- Uso de US$100.000 millones en activos rusos congelados para reconstruir Ucrania, con el 50% de utilidades para Washington.
- Reapertura de Zaporiyia bajo vigilancia internacional y reparto equitativo de la energía.
- Compromiso educativo para eliminar prejuicios, discriminación y toda ideología nazi.
- Elecciones en Ucrania en 100 días y amnistía total para todos los involucrados en la guerra.
- Un Consejo de la Paz presidido por Donald Trump vigilará la implementación del acuerdo.
El alto el fuego entrará en vigor inmediatamente después de que ambas partes se retiren a las posiciones pactadas.
Kiev: resistencia y pragmatismo en una sola frase

Zelenski aseguró que presentará alternativas, intentando evitar la impresión de rechazo frontal. Busca mostrar disposición diplomática sin entregar a Rusia una victoria propagandística. Mientras tanto, su equipo negociador —encabezado por Rustem Umérov— iniciará consultas urgentes en Suiza con funcionarios estadounidenses. Alemania, Francia y Reino Unido también asistirán, aunque el escepticismo europeo crece.
Moscú: satisfacción sin euforia

Vladimir Putin recibió el plan con evidente comodidad. Recordó las conversaciones de agosto en Anchorage con Trump y señaló que, pese a las “dificultades”, ambas partes habían mantenido coincidencias. Afirmó que esta versión “modernizada” del documento “puede servir de base para un acuerdo de paz definitivo”.
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