La nueva era nuclear: del SLAM estadounidense al Burevestnik ruso

El Burevestnik —nombre en clave Petrel de la Tormenta— ha sido durante años una espina clavada en el costado del complejo militar ruso. A pesar de los recientes anuncios de éxito, el misil de crucero de propulsión nuclear sigue siendo más un símbolo de ambición tecnológica que una realidad operacional.

El arma, concebida como un misil de alcance prácticamente ilimitado, recuerda a un viejo fantasma de la Guerra Fría: el proyecto estadounidense SLAM (Supersonic Low-Altitude Missile), parte del Proyecto Pluto, cancelado en 1964 tras una década de desarrollo.


El legado del Proyecto Pluto

El SLAM, impulsado por un pequeño reactor nuclear conocido como Tory, debía volar a Mach 3 a baja altitud, capaz de sortear radares y destruir ciudades enteras con múltiples ojivas. El reactor Tory II-C, de diseño revolucionario, fue pensado para soportar temperaturas cercanas a los 1.400 °C, una hazaña que aún hoy impresiona a los ingenieros nucleares.

El problema no fue solo técnico, sino moral y ambiental: el misil dejaría un rastro de radiación mortal a lo largo de su trayectoria. Washington decidió enterrarlo. Moscú, décadas después, decidió exhumarlo.


El renacimiento ruso

Tras la desclasificación parcial de los documentos del Proyecto Pluto en 1973, los ingenieros rusos tuvieron acceso a un tesoro de información sobre miniaturización nuclear. El resultado fue el Burevestnik, un misil que promete autonomía total y la capacidad de eludir cualquier defensa occidental.

Pero la promesa ha sido costosa. En 2018, un intento fallido de recuperación de un Burevestnik desde el fondo del Mar Blanco terminó en tragedia: cinco científicos de Rosatom murieron y una nube radiactiva se dispersó sobre la región de Severodvinsk. Fue la señal más visible de que la apuesta rusa por el misil nuclear tenía un precio altísimo.

No fue el único fracaso. En 2017, durante una prueba en Novaya Zemlya, el misil cayó al mar apenas dos minutos después del lanzamiento. Las imágenes de barcazas contaminadas y contenedores azules de Rosatom destrozados se volvieron icónicas de un programa que parece oscilar entre la audacia y la imprudencia.


El valor estratégico del Burevestnik

A diferencia del SLAM, que nunca voló, los rusos han llevado sus ensayos más allá del punto de no retorno. El Burevestnik busca evadir los sistemas de alerta temprana estadounidenses, incluyendo los radares del sistema DEW y las futuras defensas espaciales de la llamada Cúpula Dorada.

Si Rusia logra producirlos en masa —algo todavía incierto—, estos misiles podrían proporcionar a Moscú una capacidad de primer ataque que ningún escudo antimisiles podría interceptar a tiempo. Para los estrategas del Kremlin, el Burevestnik simboliza una forma de restaurar la paridad nuclear perdida frente a Estados Unidos.


EE.UU. responde con Tomahawk

Washington, por su parte, no necesita recurrir a la energía nuclear. Su misil de crucero Tomahawk, concebido originalmente para portar ojivas atómicas, ofrece precisión, alcance y fiabilidad desde tierra, mar o aire.

El uso potencial de Tomahawks convencionales en Ucrania inquieta a Moscú, que teme no poder distinguir si los proyectiles entrantes llevan una carga convencional o nuclear. Peor aún: Rusia carece de un motor tan eficiente como el turbofan Williams F-107 que impulsa al Tomahawk.


El futuro incierto del Petrel

El Burevestnik sigue siendo un proyecto envuelto en misterio. Nadie fuera del Kremlin sabe si puede volar durante horas sin derretirse, ni si su reactor puede mantenerse estable sin irradiar todo a su paso.

Convertirlo en un arma operativa implicaría desplegar bases contaminadas, sistemas de mantenimiento especializados y protocolos de seguridad casi imposibles de sostener en condiciones de guerra.

Pero en la mente de los estrategas rusos, el Burevestnik cumple otro propósito: proyectar poder, demostrar que Moscú aún puede desafiar los límites de la física, del miedo y de los tratados internacionales.

Y en un mundo donde la disuasión se mide tanto por la realidad como por la amenaza, eso —quizás— sea suficiente para mantener viva la tormenta.

Santiago de Chile, noviembre 2025

About admin

Check Also

Hyundai Ensamblará Tanques en Perú

Como parte del plan de modernización del Ejército del Perú y del fortalecimiento de la …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *