CHILE Y EL BRICS: DECISIÓN CLAVE EN LA NUEVA GEOPOLITICA

En medio de una reconfiguración global que cuestiona el orden liderado por Occidente, Chile enfrenta una decisión estratégica crucial: ¿debería unirse al bloque emergente de potencias conocido como BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— o mantenerse al margen?

La propuesta de integrar a Chile a el BRICS mediante una invitación del presidente Lula al presidente Boric llega en un contexto de alta tensión internacional. La guerra en Ucrania, la rivalidad en el Indo-Pacífico y la competencia por rutas y recursos en el Ártico están reconfigurando el mapa del poder mundial. Estas dinámicas no solo afectan a las grandes potencias, sino que tienen consecuencias directas para países medianos como Chile.

Para la economía chilena, dependiente en gran medida de las exportaciones de cobre y litio —minerales vitales para la transición energética global— la decisión es especialmente significativa. China, motor principal del BRICS, es también el mayor comprador de estos recursos estratégicos. Sin embargo, Chile debe equilibrar esta relación con su histórica alianza política y militar con Estados Unidos y otros socios occidentales.

El debate trasciende la economía: ingresar al BRICS podría implicar un giro en la política exterior chilena hacia una mayor autonomía y una redefinición de sus alianzas internacionales. Por otro lado, quedarse fuera podría significar perder espacio en un bloque que aspira a desafiar el liderazgo global actual.

Además, las disputas internacionales en el Ártico y el Indo-Pacífico tienen impacto sobre la seguridad y las rutas comerciales chilenas. La apertura de nuevas vías marítimas en el Ártico, junto a las presiones sobre el Canal de Panamá, colocan al Estrecho de Magallanes y a la región antártica en el centro de una nueva geopolítica marítima, donde la Armada y la diplomacia chilenas deberán jugar un rol estratégico.

En definitiva, la decisión sobre el BRICS no es un asunto aislado para Chile: es una jugada estratégica dentro de un tablero global en plena transformación, donde cada movimiento puede definir el futuro internacional de nuestro país.

La propuesta de Lula a Boric, es hasta ahora el hito más importante en el proceso de reconfiguración de la política internacional de nuestro país en un nuevo mundo multipolar que deja atrás a aquél uniformemente global liderado por los Estados Unidos. No obstante la agenda había sido planteada por otros con anterioridad aunque de manera incipiente e insuficiente, ahora agarra fuerza.

En un año electoral presidencial, sería aconsejable y sano instalar una nueva agenda para el debate, una agenda que no sólo se distancie del pasado, sino que amplíe el presente para construir nuestra perspectiva de futuro.

MANUEL DURÁN

Santiago de Chile, mayo 2025



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