ESTADOS UNIDOS:
Aún es prematuro decir si las amenazas de guerra geoeconómica a sus aliados por parte de los Estados Unidos van en serio, o son solo payasadas comunicacionales de su gobierno emitidas en una estrategia de negociación en modo compraventa de autos usados.
No obstante, al parecer hasta ahora conviene ser más Vietnam que un aliado incondicional de Estados Unidos, pues es cosa de preguntarle como les ha ido a Canadá y a Dinamarca, dos entusiastas países anti-rusos y anti-chinos de la OTAN.
Pero si la guerra geoeconómica iniciada por Estados Unidos en contra de numerosos países del mundo este 2025 va en serio. Cabe preguntarse, a cuántos países afectará, cuando terminará o si se saldrá del control de los planificadores y se convertirá en una más de las llamadas guerras eternas de la idiosincrasia beligerante de las élites estadounidenses.
También es válido preguntarse si esta guerra sólo perjudicará a los países que Estados Unidos ha convertido en sus recientes enemigos económicos o si también, como bumerán, dañará a la potencia agresora.
Por de pronto, Estados Unidos parece prepararse para una corta o larga guerra geoeconómica contra la mayoría global.
¿CUÁNTO DURARÁ LA GUERRA GEOECONÓMICA?
Los estadounidenses han comenzado el 2025 con guerras comerciales brevemente ridículas, siendo Colombia, México y Canadá los primeros agredidos, para que nadie lo olvide y menos los que presumen ser aliados históricos de los Estados Unidos. Todas ellas han terminado con la Casa Blanca alardeando de victorias de proporciones épicas.
El mundo tiene muy presente el fracaso de las sanciones económicas Estados Unidos y sus países satélites contra la economía rusa. Lo que por causa de las hostilidades militares en Ucrania iba a ser una guerra relámpago económica que iba a desestabilizar la economía rusa y derrocar rápidamente a Vladimir Putin, fracaso en el corto plazo iniciándose una prolongada guerra de desgaste en el frente de la geoeconomía. Las sanciones solo lograron que la Federación Rusa reconvirtiera su economía de consumo civil en una economía de guerra centralmente planificada.
Teniendo presente este ejemplo, es difícil predecir de que si la guerra geoeconómica __si es que ésta va en serio__, será corta o prolongada. Por el momento depende en gran medida de la voluntad de los Estados Unidos, pero en el escenario de que Washington continué sumando nuevos enemigos económicos, aumentará la probabilidad de que las hostilidades estadounidenses escalen, hasta quedar fuera del control se sus planificadores e ideólogos.
¿CUÁL SERÁ EL COSTO DE LA GUERRA PARA LOS AGREDIDOS Y PARA EL AGRESOR?
El costo inmediato más probable será para el agresor más inflación, ya que los aranceles encarecerán directa o indirectamente los productos que se vendan al público estadounidense. En el caso de los agredidos países satélites de los Estados Unidos y países pertenecientes al Sur Global, el impacto puede ser de menos crecimiento y más desempleo y deterioro de las condiciones de vida.
¿LA GUERRA GEOECONÓMICA SE EXPANDIRÁ Y SUMARÁ MÁS ENEMIGOS?
Reiteramos en el caso de que las hostilidades económicas no sean parte de una payasada comunicacional propia de estrategias de la compraventa de autos usados. Y la agresión estadounidense se prolongue, esta tarde o temprano llevará a los Estados Unidos y a sus cada vez más distantes aliados a enfrentarse con los países del BRICS+, lo harán para mantener el actual orden mundial e impedir el surgimiento de uno nuevo. El campo de batalla: será el Sur Global.
LA CONDUCCIÓN CHILENA, ENTRE EL ESTUPOR Y LA IGNORANCIA.
El filósofo ruso Alexander Dugin hace un tiempo le señaló a nuestro portal que las élites latinoamericanas carecían de cultura geopolítica. Hoy parece validarse esa crítica.
En efecto en el caso de Chile, respecto a que Estados Unidos inicie las hostilidades en el campo de batalla del Cobre, el gobierno y sus élites no sólo carecen de un plan B, nunca han tenido un plan A. Al parecer, el gobierno de turno y las élites de Chile, se deslizan tropezándose entre el estupor y la ignorancia.