Aún no existiendo formalmente problemas territoriales pendientes entre Chile y Perú, volvió a emerger la tensión fronteriza con despliegue de fuerzas armadas por parte de ambos países.
En efecto, falta de visión nacional y falta de colaboración internacional, ha generado una tensión fronteriza que puede escalar a crisis fronteriza y con la mayor crisis humanitaria de telón de fondo generada por miles de migrantes que huyeron de Venezuela, sea por razones políticas, sea por razones de supervivencia económica.
La situación ha obligado a ambos países fronterizos a desplegar contingente militar.
Segùn la prensa del Rìmac: Decenas de extranjeros trataron de ingresar en territorio del Perú desde Chile corriendo por la pampa, aprovechando que los agentes trataban de impedir el bloqueo de la carretera Panamericana. Se oyeron hasta tres disparos al aire, aunque la Policía Nacional peruana niega el uso de armas.
La violencia se desató el jueves en la frontera de Perú y Chile. Desde hace 15 días, el límite entre ambos países (a la altura de la carretera Panamericana) se ha convertido en un campamento de migrantes que reclaman ingresar a territorio peruano. Cargando maletas y junto a niños, corrieron por la pampa para lograr su objetivo sin temor a la represión policial.
La eventual escalada de la tensión fronteriza entre Chile y Perú deja la lección de la necesidad de tener planes prospectivos y de contingencia que contemplen temas emergentes y carentes de precedentes históricos. La otra lección o más bien por el momento un simple aviso, es que a pesar del formalismo de los Tratados, siempre puede escalar la tensión en la frontera en que se solicite por ambos Estados involucrados la presencia de efectivos militares.